viernes, 24 de agosto de 2007

Viajar a Turquía

Turquía permite emplear presupuestos razonables. Se puede visitar por la módica cantidad de 20 dólares diarios utilizando autocares y trenes, alojándose en pensiones y comiendo una sola vez al día en un restaurante. Con gastos de 25 a 40 dólares al día es posible viajar en confortables autocares, comprar billetes de tren con cómodos asientos, acomodarse en hoteles de una o dos estrellas y comer varias veces en el restaurante. De 40 a 80 dólares por jornada permiten establecerse en hoteles de 3 y 4 estrellas, trasladarse en avión de forma ocasional y comer siempre en restaurantes.

Dado que el valor de la lira turca está depreciándose constantemente, es mejor cambiar dinero cada pocos días. Es preciso verificar los ceros de las facturas, pues resulta fácil confundir una cuenta de 500.000 liras con una de 50.000.

Los bancos y las oficinas de cambio suelen estar abiertos tan sólo los días laborables, y podría ser difícil cambiar los cheques de viaje durante los fines de semana. En las ciudades y en los complejos turísticos no hay problemas para encontrar cajeros automáticos; algunos de ellos están conectados con redes internacionales de débito como Cirrus o Plus, y de tarjetas de crédito (la tarjeta Visa parece ser la más aceptada).

En los restaurantes baratos no es necesario dejar más que unas pocas monedas de propina. En los más caros, es habitual dejar algo más. Aunque se añade a la cuenta un 10 o un 15 por ciento en concepto de servicio, se suele entregar un 5 por ciento directamente al camarero, y en ocasiones la misma suma al jefe de comedor. Los porteros suelen recibir un dólar aproximadamente; en los taxis, lo más usual es redondear la suma. En otras situaciones, por ejemplo con los serviciales guardas de los yacimientos arqueológicos, se debe actuar con delicadeza; aunque inicialmente puedan rechazar por cortesía la propina, suelen aceptarla tras insistir. El regateo es práctica común en Turquía, y es usual practicarlo cuando se compra un recuerdo turístico. El precio de las habitaciones de hotel se puede negociar si se visita el país de noviembre a abril o si se ha planeado una estancia de varios días.


La inflación se ha disparado de tal forma que el gobierno está considerando eliminar un par de ceros para mitigar el desastre económico.

La primavera (de abril a junio) y el otoño (de septiembre a noviembre) son las mejores épocas. El clima es perfecto en las costas del mar Egeo y del Mediterráneo, así como en Estambul. En pleno verano, los centros turísticos del litoral presentan temperaturas muy elevadas y lo más natural es imitar las costumbres locales y hacer una siesta durante las horas más calurosas del día.

Desde finales de octubre hasta principios de abril, la zona playera entra en un estado de casi hibernación. Llueve un poco entre mayo y octubre, salvo en la costa del mar Negro, pero a partir de mediados de junio, en ciertas zonas los mosquitos se convierten en una plaga. El este de Turquía se puede visitar desde finales de junio hasta septiembre, pues durante los meses más fríos la nieve provoca el cierre de carreteras y puertos de montaña.


Las fechas de las festividades religiosas se calculan siguiendo el calendario lunar, y por ello, su fecha se adelanta unos once días cada año en relación con el calendario gregoriano. Sólo hay dos fiestas religiosas que sean también públicas: Seker Bayrami, un festival de tres días al final del Ramadán (30 días entre diciembre y enero durante los cuales el buen musulmán no deja pasar nada, ni líquido ni sólido, a través de sus labios durante las horas diurnas), y el Kurban Bayrami (marzo y abril) que conmemora el sacrificio que Abraham estuvo a punto de llevar a cabo en la persona de su hijo Isaac en el monte Moriah. En conmemoración del permiso que Dios dio a Abraham para que sacrificara un carnero en lugar de a su hijo, cada familia turca que puede permitírselo compra una oveja, la lleva a su casa y la degüella después de las plegarias de primera hora de la mañana. A continuación, familiares y amigos organizan una fiesta. Es preciso planear bien la estancia durante el Kurban Bayrami, pues muchos bancos están cerrados durante toda la semana, los transportes están atestados y las habitaciones de hotel son escasas y caras.


Entre las festividades seculares cabe destacar las luchas de camellos, a mediados de enero, en el pueblo de Selçuk, al sur de Izmit; el Día de la Soberanía Nacional, el 23 de abril, una gran fiesta para festejar la primera reunión del parlamento republicano en 1920. En verano abundan las celebraciones: hay un increíble festival de luchadores untados con aceite a principios de junio en Sarayiçi, cerca de Edirne; el Festival Rural Kafkasör, cerca de Artvin, al noreste de Turquía, la tercera semana de junio; el Festival Internacional de las Artes de Estambul (de finales de junio a mediados de julio); el Festival de Folclore y de Música de Bursa, a mediados de julio, y el Festival de la Sandía de Diyarbakir, a mediados o finales de septiembre. Toda la nación se paraliza, durante unos instantes, a las 9.05 del 10 de noviembre, hora en la que falleció Atatürk en 1938.

No hay comentarios: