jueves, 23 de agosto de 2007

Viajar a Egipto

Egipto no es un país caro. Es posible gastar únicamente unos 15 dólares al día si se está dispuesto a alojarse en los hostales y hoteles más económicos, a comer los platos locales, a ver un solo monumento diario y a viajar en atestados trenes de tercera clase. El transporte y las entradas a las obras artísticas suponen el mayor gasto para el viajero; especialmente estas últimas, que han experimentado un considerable aumento en los últimos años. Por ejemplo, la visita al Museo Egipcio de El Cairo cuesta alrededor de 15 dólares, y la entrada a la tumba de Nefertari, cerca de Luxor, que recientemente se ha abierto al público, cuesta nada menos que 25 dólares.

Debe evitarse llevar dinero en los bolsillos traseros y conviene tener cuidado con los carteristas, que suelen operar en las zonas turísticas. Los cheques de viaje más conocidos suelen ser aceptados, aunque para evitar cualquier contratiempo es más fiable que su valor sea en dólares estadounidenses, libras esterlinas o euros. Las tarjetas de crédito American Express, Visa, MasterCard, JCB y Eurocards se admiten en los establecimientos y hoteles que muestran el distintivo correspondiente. Con las tarjetas Visa y MasterCard, también se puede retirar efectivo en las sucursales del Banque Misr y del National Bank of Egypt.

En restaurantes y hoteles se aplica un recargo por el servicio del 12%, así como un impuesto de venta de entre el 5 y el 7%. Adicionalmente debe pagarse un impuesto por alojamiento de lujo de entre el 1 y el 4%, con lo cual, es posible que finalmente deba pagarse hasta un 23 por ciento más del precio inicial por una habitación de hotel de categoría media o alta.

El regateo forma parte de la vida egipcia; prácticamente todo es negociable; desde una habitación para una noche o el bocadillo del mediodía hasta el falucho que se alquila para pasear por el Nilo. Las reglas a tener en cuenta cuando se vaya de compras por los bazares son: no ofrecer nunca un precio que no se esté dispuesto a pagar; hacerse una idea del valor real antes de empezar a regatear; tomarse tiempo y disfrutar del regateo (que puede incluir una invitación del comerciante a una taza de café); y, sobre todo, recordar que no se está obligado a comprar nada y que no se ofende a nadie por ello.

Los meses de invierno son, sin duda, el mejor momento para acercarse a la zona más septentrional y a Luxor, ya que en verano el calor puede soportarse con dificultades, además de ser la época de mayor afluencia de turistas a la costa mediterránea. En El Cairo, sin embargo, los inviernos pueden llegar a ser bastante fríos, por lo que las fechas más adecuadas para disfrutar la ciudad son la primavera y el otoño. Es preferible viajar en el período comprendido entre marzo y mayo para coincidir con temperaturas suaves y eludir tanto el calor de mediodía como las masificaciones de las playas.

El calendario islámico (o hégira) cuenta con once días menos que el gregoriano. Ras as-Sana es la celebración del nuevo año, y el Moulid an-Nabi, que suele festejarse en mayo, conmemora el nacimiento del profeta. Se organizan desfiles en las calles iluminadas, con tambores, dulces especiales y los consiguientes banquetes. El Ramadán, muy importante en el año islámico, se celebra durante su noveno mes (actualmente en noviembre). A lo largo de este período, Mahoma recibió la revelación del Corán y, por respeto, los fieles no comen ni beben hasta la puesta del sol. El final del Ramadán (Id al-Fitr) supone el fin del ayuno, lo que se celebra con gran alborozo y diversión.

Id al-Adhá es la época de peregrinación a la Meca. Cada musulmán debe realizarlo al menos una vez en su vida. El ritual del Mahmal se desarrolla en cada pueblo al paso de los peregrinos, a los que se les entregan alfombras y sudarios para el viaje. Se celebra en febrero.

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