viernes, 24 de agosto de 2007

Viajar a Suiza

Los precios en Suiza son más elevados que en ningún otro país europeo. El visitante con un presupuesto ajustado puede vivir con unos 30 dólares diarios si adquiere un abono de tren, se aloja en albergues y se alimenta con lo que va comprando. Residir en pensiones, comer fuera y disfrutar de la vida nocturna significa como mínimo doblar esta cantidad.


Se aceptan los cheques de viaje y las principales tarjetas de crédito. No se cobra comisión al canjear metálico o cheques, aunque es recomendable averiguar cuáles son las mejores tarifas (los hoteles suelen aplicar las peores). Raramente es necesario dar propinas, puesto que los complejos hoteleros, restaurantes y bares incluyen por ley un 15% en concepto de servicio; también los taxis lo suelen aplicar.

Se puede visitar Suiza en cualquier época del año. La estación veraniega se extiende aproximadamente de junio a septiembre, y ofrece la climatología más agradable para las excursiones al aire libre. Debe contemplarse que durante este período se prodigan los turistas, por lo que los precios pueden aumentar, el alojamiento ser difícil de encontrar y las atracciones más importantes estar llenas. Es posible hallar mejores ofertas y una menor afluencia de visitantes en abril, mayo, finales de septiembre y octubre.

El amante de los deportes de invierno puede disfrutar de los complejos de los Alpes a partir de finales de noviembre. Tras un período de plena ocupación (en Navidades), las estaciones se clausuran cuando la nieve comienza a fundirse, en abril.

En febrero se celebra el Fasnacht (carnaval) en muchas ciudades, entre las que destaca Basilea, que organiza elaborados desfiles que comienzan a las 4 de la madrugada. En la parte baja del Valais, de marzo a octubre, se puede asistir a las luchas de vacas en el Combat de Reines, con la finalidad de encontrar el animal más preparado para conducir el rebaño hasta los pastos en verano. El mundialmente reconocido Festival de Jazz de Montreux acontece en julio. El Día Nacional (1 de agosto) se conmemora con fuegos artificiales en todo el país y, en el Emmenthal, en la zona este de Berna, con lucha suiza. El cuarto lunes de noviembre, la capital alberga el famoso mercado de las cebollas, en el que los comerciantes invaden el centro de la urbe, derramándose más de una lágrima.

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