viernes, 24 de agosto de 2007

Viajar a Grecia

Grecia ha dejado de ser un país barato. Un presupuesto diario realmente bajo alcanza los 50 euros, si se practica el autostop, si el alojamiento se realiza en albergues de juventud o en campings, si no se frecuentan los bares y no se come en restaurantes y si se viaja en transbordador de forma ocasional. El cálculo asciende al menos a 90 euros al alojarse en habitaciones individuales, comer fuera con regularidad y visitar todos los lugares de interés. Para unas vacaciones más desahogadas - aposentos confortables y buenos restaurantes a diario - se precisarán unos 80 euros. Las tarifas hoteleras varían enormemente según los meses, y es posible ahorrar hasta un 30 por ciento si no se viaja en temporada alta, entre mediados de junio y finales de agosto.


Los bancos cambian todas las divisas importantes en efectivo, cheques de viaje o eurocheques; la comisión es menor en el primer caso. Las oficinas de correos sólo canjean dinero en metálico y suelen cobrar comisiones menores que las sucursales bancarias. Las agencias de viaje y los hoteles de mayor entidad también ofrecen estos servicios, pero sus tarifas suelen ser más elevadas.

En la mayor parte de las zonas turísticas es posible encontrar cajeros automáticos. Todos los establecimientos de lujo y alojamientos aceptan tarjetas de crédito; Visa, MasterCard y Eurocard son las más aceptadas. Muchos bancos poseen terminales de datos a través de las cuales se puede acceder a las cuentas de débito o crédito.


En los restaurantes el servicio está incluido en la cuenta, pero es costumbre dejar una pequeña propina; redondear la cantidad que se debe pagar suele ser suficiente. Lo mismo sucede en los taxis. El regateo no está tan generalizado como en los países orientales; en la mayoría de los comercios, los precios están bien indicados y no son negociables, aunque en los mercados el viajero puede probar su habilidad para reducir el coste. Merece la pena negociar el precio de las habitaciones, especialmente si se ha previsto una estancia de varios días.

La primavera y el otoño son las mejores estaciones para visitar Grecia. Las condiciones son idóneas de Semana Santa a mediados de junio, cuando el tiempo es agradable y suave en la mayor parte del país; las playas y los monumentos están relativamente poco frecuentados, los transportes públicos funcionan con un horario similar al veraniego y el alojamiento es más económico y fácil de encontrar. También se goza de un buen tiempo entre finales de agosto y mediados de octubre, una vez acabada la temporada alta.

En invierno, salvo en las ciudades más importantes, la animación disminuye drásticamente, puesto que la mayor parte de la infraestructura turística entra en hibernación desde mediados de octubre hasta principios de abril. No obstante, en las islas más concurridas, ciertos restaurantes, bares y hoteles permanecen abiertos anualmente.


A lo largo del año griego se sucede una mezcla de fiestas y celebraciones religiosas, laicas y culturales. La Gynaikratia, el 8 de enero, es el día en el que los pueblos del norte invierten los roles tradicionales. Las mujeres permanecen a lo largo de la jornada en los kafeneia (cafeterías) y otros centros sociales en los que suelen congregarse los hombres, mientras que éstos se quedan en casa encargándose del trabajo doméstico.

El Carnaval se extiende entre febrero y marzo durante las tres semanas anteriores al principio de la Cuaresma, e incluye disfraces, festejos, danzas tradicionales y algarabía general. La Semana Santa se celebra según el calendario ortodoxo y es la festividad más significativa para la iglesia. A lo largo de la Pascua se efectúan procesiones con cirios blancos; la más espectacular se desarrolla en el monte del Licabeto. Éste es un evento alegre, ya que se enfatiza la Resurrección por encima de la Crucifixión.

Existen numerosos festejos veraniegos en todo el país; uno de los más representativos es el Festival de Atenas (entre junio y septiembre), que acoge obras teatrales y espectáculos musicales en los antiguos anfiteatros durante las noches estivales.

Viajar a Croacia

El gobierno croata sobrevalora la kuna para conseguir divisas baratas. Los precios de los hoteles se indican en marcos alemanes para mantenerlos estables, aunque las cantidades se pagan en kunas croatas que se calculan con el cambio oficial del momento. Escasea el alojamiento económico, pero el transporte, la comida y las entradas para conciertos y teatro ofrecen unos precios razonables. Es factible viajar por Croacia con un presupuesto de 35 dólares diarios si uno se aloja en albergues o en habitaciones alquiladas en casas privadas; acampar resulta aún más barato. Para viajar con más comodidades, es necesario duplicar esta cantidad, y si uno aspira al lujo, incluso triplicarla.


Se pueden encontrar muchos lugares donde canjear dinero, y todos ofrecen la misma comisión. Aunque las oficinas de cambio las cobran, conviene tener en cuenta que algunos bancos no lo hacen. Las entidades son el único lugar donde se puede volver a cambiar kunas por una moneda más fuerte y donde es factible conseguir dinero en efectivo de la tarjeta de crédito, aunque no todos los bancos aceptan las tarjetas Visa.


Se aconseja redondear la cuenta del restaurante si el servicio ha sido satisfactorio, siempre y cuando no se haya incluido ya un recargo en la cuenta. En los bares y los taxis también se debe redondear la cantidad a pagar. Asimismo, los guías turísticos esperan una propina.

Teniendo en cuenta el clima, los meses de mayo a septiembre son los mejores para visitar el país, aunque en julio y agosto la costa adriática puede acoger un exceso de visitantes. Quizá septiembre sea el momento más propicio, ya que para entonces la afluencia de turismo ha disminuido, los precios se adaptan a la temporada baja y abundan los higos y las uvas. En abril y octubre puede hacer demasiado frío para acampar, aunque el clima de la costa suele ser benigno y resulta sencillo encontrar alojamiento económico. Uno puede bañarse en el mar desde mediados de junio hasta finales de septiembre.


Del 21 de marzo al 4 de abril, Zagreb se mueve al ritmo del Spring Time Jazz Fever, sólo superado por el International Days of Jazz, que se celebra a mediados de octubre en la capital. También merecen la pena los grupos de pop de estilo dálmata que actúan en el Festival Estival de Split, en julio, celebrado en las mismas fechas que el Festival de Verano de Zagreb, donde se puede disfrutar de música clásica croata. El Festival Estival de Dubrovnik, que se festeja en julio y agosto, presenta las clásicas y estupendas estrellas musicales del país. En estos mismos meses, Omis aparca las tamburas para acoger un festival de canto a capella.


Zagreb organiza durante el mes de junio el festival de teatro europeo EUROKAZ, además del Festival Internacional de Animación y el Festival Internacional del Folclore en julio. Ese mismo mes Opatja disfruta de la música tradicional de Istria, mientras que el turno de la cultura eslovena llega en septiembre, en el Golden Strings Festival (festival de cuerdas doradas) de Pozega. En Sibenik, junio trae el Festival Internacional Infantil.