jueves, 23 de agosto de 2007

Viajar a Cuba

Los dólares y los "pesos convertibles" (que en Cuba son equivalentes a la moneda estadounidense pero que carecen de valor en el resto del mundo) constituyen la única moneda más aceptada en los hoteles y restaurantes estatales o con licencia privada, en los autobuses, trenes, compañías aéreas y en la mayor parte de las empresas orientadas al turismo. La moneda nacional, el peso cubano, puede canjearse en las tiendas de venta libre, en las cafeterías y en las paradas callejeras, en los cines y en muchos de los comercios alejados de los destinos más turísticos. En las oficinas que la agencia Candeca posee en toda la isla se pueden cambiar divisas tarifadas de forma muy razonable.

Si las tarjetas de crédito no han sido expedidas por una entidad bancaria estadounidense, el viajero podrá utilizarlas sin mayor problema.

Teniendo en cuenta que se trata de un destino del Caribe, Cuba sigue siendo razonablemente accesible, aunque no barata. Una habitación doble en un complejo hotelero de categoría media junto al mar puede costar de 50 dólares a 100 dólares, todo incluido. Una comida en un restaurante estatal puede suponer 10-15 dólares, mientras que una cena para una persona en un paladar (restaurante privado donde sólo se acepta moneda estadounidense) puede ascender a 7 dólares. Las tarifas de autobús o de tren para unos 160 km cuestan unos 4 dólares, y el alquiler de un coche puede dispararse hasta 100 dólares diarios, más que en la vecina Florida.

Los cubanos que trabajan en la industria turística confían en las propinas. El personal de un museo que ofrezca una visita completa, los guardianes de los hoteles que vigilan los coches de alquiler por la noche, los conductores de autobús serviciales, los camareros atentos o cualquier trabajador que se esmera más allá de sus obligaciones, son merecedores de un dólar de propina.
En los paladares a veces se añade a la cuenta entre el 10 y el 20 por ciento en concepto de "impuesto" o "servicio". Si existe la sospecha de que se esté incurriendo en estafa, es conveniente pedir un ejemplar de la cuenta y estudiarla detenidamente. Todos los establecimientos privados sufren una dura política fiscal con la finalidad de desalentar su competencia con las entidades estatales y, desde luego, los costos adicionales de esta medida recaen en el visitante. Debe evitarse recurrir a los jineteros, aquellos guías ocasionales que ofrecen sus servicios al turista para acercarle a un hotel o a un restaurante, pues ello supone un aumento de 5 dólares añadidos a la cuenta.

Es preciso abstenerse de ofrecer dinero u objetos varios a los niños o a los mendigos en la calle. Los cubanos tienen prohibido mendigar a los turistas, y muchos lugares están vigilados por policías ataviados de paisano. Puede resultar gratificante repartir fruslerías a gente que parece estar necesitada, pero dichas personas pueden llegar a ser interrogadas tan pronto como el viajero desaparece del lugar, y éste podría ser responsable del encarcelamiento de algún lugareño.

Todas las épocas son buenas para visitar Cuba. La estación cálida y lluviosa se extiende de mayo a octubre; pero es el invierno (de diciembre a abril) la temporada alta para el turismo en Cuba, cuando llegan los aviones repletos de canadienses y europeos en busca del sol tropical. Los cubanos suelen efectuar sus vacaciones en julio y agosto, por lo que las playas están mucho más concurridas en estas fechas. En Navidad y Semana Santa, así como en los días próximos al 26 de julio, fecha del aniversario de la revolución, también suelen ser muy frecuentadas.

Durante el Carnaval de La Habana, a lo largo del mes de julio, se organizan desfiles frente al Capitolio o a lo largo del Malecón las tardes del viernes, sábado y domingo. Las Jornadas de la Cultura Camagüeyana coinciden con la primera quincena de febrero, y el Festival Internacional de Jazz de La Habana tiene lugar cada dos años, también en febrero. En abril tiene lugar en Baracoa la Semana de la Cultura, y en Varadero el Festival de Música Electroacústica. Durante la primera semana de mayo se celebra la Romería de Mayo en Holguín, y a finales de junio, Trinidad acoge las Fiestas Sanjuaneras. En Santiago de Cuba el Carnaval tiene lugar a lo largo de las dos últimas semanas de julio y la primera de agosto, coincidiendo con las vacaciones del 26 de julio. Esta fiesta pasó a celebrarse en el mes de julio a partir de 1959, a raíz del final de la zafra azucarera. Durante estos diez días, el tambor es el rey de la fiesta. El Festival de Cultura Caribeña se convoca bien en junio bien en julio; en octubre se puede asistir durante diez días a los actos del Festival de Música Contemporánea de La Habana, y a finales de noviembre se organiza en Trinidad la Semana de la Cultura Trinitaria. El Festival Internacional de Cine Latinoamericano tiene lugar en La Habana en diciembre.

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